Situado en las proximidades del cráter de Bandama, sus habitantes vivían en cuevas excavadas en la roca, como determinadas comunidades aborígenes de la Isla, de las que hoy se conservan en su estado primitivo sólo unas pocas.En La Atalaya de Santa Brígida se elaboraba siguiendo técnicas antiquísimas, la vajilla que se consumía en la mayor parte de los hogares de la Isla. Aquí los alfareros/as se conocen como loceros/as y a la alfarería se le denomina loza.
Los recipientes que salían de las cuevas-talleres de esta localidad artesanal eran intercambiados por diversos productos en numerosos pagos y localidades de Gran Canaria, preferentemente en la costa Este y Sur, así como en las medianías y zonas montañosas del Centro de la Isla.En el Norte, Oeste y Suroeste afluía la loza de otros dos centros artesanales más cercanos como Lugarejo y Hoya Pineda, en donde, al igual que en La Atalaya eran las mujeres las encargadas de fabricar una amplia gama de recipientes como bernegales, jarras para gofio, tinajas para frutos secos, tostadores para el grano, gánigos, librillos, sahumadores, braseros, fogueros, hornillas, etc
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